Entre
tantos millones de personas y le tiene que tocar al pobre Buddy. Un desgraciado
más de la planta diecinueve que sobrevive estoicamente a su infortunio con los
modales por delante. Un perdedor sin carácter enamorado de la chica equivocada.
Un argumento aparentemente sencillo y manido convertido en una de las obras
cumbres de la historia del cine. Una película crudamente deliciosa.
En el
Hollywood de la época del cambio y la regeneración, de las nuevas olas europeas, Billy
Wilder y su compatriota I.A.L. Diamond, escriben El Apartamento, una comedia ácida, cruel y honesta donde los
sentimientos se cruzan sin detenerse más que en una partida de cartas. C.C.
Baxter trabaja en una compañía de seguros y vive, o al menos lo intenta, en un
modesto apartamento convertido en la sala de citas de sus compañeros. A cambio,
recibe de ellos las buenas palabras que le harán ascender vertiginosamente en
la empresa, al tiempo que espera en la calle cogiendo los resfriados que no le
corresponden. La candidez y buen hacer de Baxter llegan a oídos de su jefe,
quien le pedirá las llaves del apartamento para llevar a la señorita Kuberlick, la risueña ascensorista, por la que Buddy
sería capaz hasta de dispararse en la rodilla.
![]() |
Jack Lemmon en el papel de Buddy |
Que
difícil se hace imaginar El Apartamento sin
la prodigiosa actuación de Jack Lemmon. Quien sino podría escurrir la pasta
sobre la raqueta de tenis con esa gracia, bailar borracho con una desconocida y un bombín, o vagar solitario bajo la música de Adolph Deutsch. Pero nada sería la mirada de
Lemmon si no fuese dirigida a la dulce y melancólica Shirley MacLine. Porque a
esa sonrisa se le perdonan los lloriqueos y hasta se está dispuesto a recibir
gustosamente un puñetazo.
Cinco
Oscars le proporcionó El Apartamento a
Billy Wilder, y dos horas de disfrute a la posteridad, en las que ríes con el
ingenio, te compadeces con el drama y temes con la posibilidad de verte alguna
vez dueño de las llaves de ese apartamento. Además, esto es Hollywood y lo
amargo se dulcifica ligeramente con una última carrera frenética de la chica,
recuperada de su desdicha, y por suerte el beso apasionado y quitapenas se ve
sustituido por una escena final digna para el recuerdo.
![]() |
Shirle MacLine como la señorita Kuberlick |
Billy
Wilder firmó antes de 1960 genialidades como Perdición, El crepúsculo de los dioses o Con faldas y a lo loco¸ e igualmente otras posteriores de similar
categoría como Uno, dos tres o Primera plana. Así mismo, el tándem
Lemmon – MacLine se unió nuevamente en Irma,
la dulce, del mismo director. Todas ellas fantásticas, y ninguna tan
completa y maravillosa como El Apartamento.
Puntuación
de CINEREW: 9’8 sobre 10
Publicar un comentario